“Los numerosos consejos, el sentido común, junto con las reflexivas recetas de aromaterapia, permiten hoy en día poner en práctica una medicina natural para los animales, de acuerdo con la ley de la Naturaleza”.

Doctor Jacques Leguern, Veterinario bioterapéuta. 

 

Me gusta definir la aromaterapia o la aromatología (la ciencia de las plantas), como una fusión entre la ciencia y la Natura, ya que a mis ojos poetiza toda una exaltación y reconciliación con la Madre Naturaleza, de la que tanto nos hemos alejado. 

Nos negamos, por un motivo para mí aún desconocido, a ensalzar, a exhalar el perfume curativo de las esencias, y nos aferramos fervientemente y de manera categórica a los productos de síntesis artificial como única vía de escape para el tratamiento de la gran mayoría de las dolencias que sufren nuestros amigos los animales. 

No se trata en absoluto de abrir una guerra entre lo natural y lo artificial, sino únicamente de aceptar a la aromaterapia como una manifestación expectativa o como una candidatura integrada dentro de cualquier protocolo terapéutico. Eso sí, siempre tras un aval acreditado, documentado y madurado. 

Tal vez dicha negación o desdeño, sea fruto del desconocimiento, del desuso de una tradición milenaria dormida en el olvido, del deterioro a causa de algunos ineptos ávidos de lucro y éxito, o simplemente tal vez sea, el mero destino de una especie arrogante y miope, la nuestra, hacia los frutos altruistas que nos concede la sabia Naturaleza. 

Sinceramente, no creo en quienes creen en los “fortuitos milagros aromáticos”, en los preparados aleatorios, en las quimeras, en la superchería ni en el poder de un péndulo o de una visión efímera… Creo en la química de sus moléculas y en su potencial terapéutico, creo en sus propiedades bioeléctricas y biológicas y en su impregnación informativa, creo en las plantas aromáticas y en su espíritu como el más evolucionado filogenéticamente. 

A partir de aquí, debemos desarrollar conocimientos profundos sobre interfaces de aplicación, galénica, formulación, bioquímica, propiedades terapéuticas, sintomatología, biología, conducta y aprendizaje animal, llevando a cabo un trabajo responsable, coherente, con precaución y con la máxima seguridad terapéutica, basándonos en la experiencia y en los estudios de grandes aromatólogos, biólogos, veterinarios o médicos a lo largo de la historia. 

Para mí no existen los caminos cómodos ni fáciles, ni las fulminantes soluciones heredadas de una inspiración azarosa, el único camino que hace de la fitoaromaterapia una alternativa fiable y garante es el conocimiento, la creatividad, la auscultación del alma animal, la experiencia de un abrazo con la vida, la buena fe y la adecuada praxis. 

El hecho de trabajar la fitoaromaterapia y aplicarla en animales no humanos, jamás ha de ser sinónimo de infravaloración, artificio y picardía. Debemos valorar la situación y la problemática que presenta el animal, conocer su diagnóstico veterinario, su sintomatología y, en muchos casos, utilizar la fitoaromaterapia únicamente como adyuvante al tratamiento alopático. 

En el campo del trabajo con animales, no está de más añadir que, del mismo modo que es importante reconocer síntomas y saber aplicar tratamientos adecuados, en muchos casos también va a ser necesario tener conocimientos  profundos sobre psicología animal, teorías del aprendizaje, biología de la conducta, neuropsicología, comunicación y/o manejo.  

En ocasiones, por ejemplo, no basta la mera aplicación en el animal de aceites esenciales con propiedades equilibrantes nerviosas para el tratamiento de problemas neuropsicológicos o conductuales, acompañados de ansiedad, miedos, fobias, depresión, estereotipias, etc., sino que en muchos casos se debe acompañar de terapias conductuales, de modificación de conducta o de terapias holísticas de reducción de estrés para asegurar el éxito de  la terapia, ya que únicamente el uso aislado de estos aceites sería similar al hecho de colocar una tirita sobre una herida infectada. 

La complejidad de un síntoma dentro de distintos cuadros: la visión personalizada 

A menudo hay personas que me plantean la siguiente pregunta aparentemente tan sencilla y al mismo tiempo tan compleja en cuanto a su resolución:” mi perro o gato hace pipí en casa, ¿qué aceite esencial le puedo dar?” 

Opino que es tirar el tiempo, desperdiciar el gran potencial de la fitoaromaterapia, y mucho peor aún, jugar con la salud del animal y las expectativas de su cuidador, haciendo creer a una persona que con la mera aplicación de un aceite esencial el problema se va a solucionar, cuando realmente se debe hacer un trabajo profundo y exhaustivo para valorar el porqué de esa situación 

En primer lugar, y en este caso concreto, se debería descartar cualquier tipo de problema orgánico asociado a las eliminaciones inadecuadas y, una vez descartado, evaluar si se trata de un problema conductual, de marcaje, falta de aprendizaje, de acceso al exterior, areneros sucios, disfunción cognitiva, estrés crónico, etc., yactuar en consecuencia tras haber averiguado el origen después de un exhaustivo chequeo sobre la salud, el entorno y las interacciones con el animal. 

En el caso de tratarse de un problema de estrés crónico que requiera de una terapia holística de reducción de estrés seguida de la terapia conductual,sí que hay una muy buena cabida para el uso complementario de la fitoaromaterapia aprovechando las propiedades relajantes, sedantes y equilibrantes del sistema nervioso (simpaticolíticas y parasimpaticotónicas) presentes en muchos aceites esenciales y utilizando diferentes vías de administración, contemplando tanto la vía externa como la vía interna. 

Estas propiedades las podemos encontrar en ciertas moléculas aromáticas, como son los alcoholes monoterpénicos (linalol, 1-4 terpineol), ésteres aromáticos (acetato de linalino), ésteres nitrados (meti-antranilato), ésteres terpénicos y aldehídos terpénicos (citrales como el neral y el geraniol), presentes en aceites como la lavanda, lavandín, mandarina manzanilla, mejorana, naranjo amargo (hoja), naranja dulce, azahar, hierbaluisa, etc. 

Existen también muchas otras situaciones en el uso de la fitoaromaterapia en animales en las que los aceites esenciales presentan gran cantidad de beneficios en sí mismos para el tratamiento de problemas orgánicos, como por ejemplo: en dermatología, para el tratamiento de todo tipo de dermatosis,quemaduras, heridas, infecciones parasitarias o fúngicas, en problemas osteoarticulares y musculares, problemas respiratorios, para la estimulación del sistema inmunitario, problemas hepáticos o renales, problemas digestivos… entre otras dolencias y desequilibrios. 

Y es que, el vasto abanico de posibilidades que se abre frente a nosotros dentro del mundo de las plantas puede llegar a ser esperanzador, al mismo tiempo que apasionante. 

  

Susana Blanco. 

Bióloga etóloga, maestra y especialista en aromaterapia científica en animales. 

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Recuerda, en todos los casos recomendamos aplicar terapias naturales después del diagnóstico del veterinario y siempre de manera coordinada. Bajo ningún concepto el tratamiento natural reemplaza o sustituye la visita al veterinario.