Es el ciclo de la vida. Todos llegamos a una edad en que nos convertimos en “seniors”, y le ocurre también a nuestros compañeros de cuatro patas. Aunque es un momento duro y muchas veces buscamos aplazarlo, inevitablemente llega y lo mejor que podemos hacer por ellos es ayudarles en esa etapa de sus vidas en donde sufrirán muchos cambios emocionales y físicos.
Hemos de tener en cuenta que, en términos relativos, se considera que un perro de raza pequeña suele convertirse en “senior” al alcanzar los 11 años; un perro mediano a los 10, y un perro de raza grande a los 7. Recordad que cada perro es un mundo y no es un hito inamovible; también hay que tener en cuenta el estilo de vida de nuestro compañero y sus características como individuo.
El envejecimiento de nuestros compañeros de cuatro patas es un proceso gradual, con cambios muy sutiles, y no siempre fáciles de detectar, por ello hemos de estar atentos y aprender a diferenciar entre los cambios que son consecuencia de la edad, y aquellos que pueden ser síntomas de alguna enfermedad geriátrica y que pueden estar produciendo dolor en nuestros amigos de 4 patas.
¿Cómo identificar el dolor en tu perro senior?
Hay cambios que pueden ser obvios, como cambios drásticos en el estado de ánimo, cojera o comportamientos compulsivos, pero hay otros que son más difíciles de identificar.
Los cambios que pueden estar asociados a enfermedades pueden pasar por pérdida del apetito, temblores, dar varias vueltas antes de echarse, o posturas inusuales. Si percibes que algo no está bien con tu compañero perruno, no descartes ninguna posibilidad y mantente atento a los cambios de conducta, ya que pueden estar ocultando una dolencia.
Es importante la primera etapa de identificación de dolores, para poder tomar medidas oportunas. Mientras antes detectemos cualquier problema, más pronto podrá diagnosticarlo un veterinario y abordarlo con tratamientos médicos cuando así sea requerido, o con terapias naturales en los casos en que éstas puedan prevenir un riesgo a la salud o mitigar los efectos.
¿Qué enfermedades pueden afectarle?
Nuestros compañeros perrunos pueden verse afectados por varias enfermedades comunes en perros seniors, como lo son:
- Enfermedades dentales.
- Cáncer.
- Diabetes y problemas en los riñones.
- Fallos cardíacas.
- Cataratas y sorderas.
- Demencia o Disfunción Cognitiva Canina.
Estos son sólo algunos de los problemas que pueden afectar a tu perro senior, y una vez alcanzan cierto nivel de gravedad, el tratamiento puede llegar a requerir una intervención quirúrgica o encontrarse en un punto de no retorno en donde sólo podremos ofrecerle cuidados paliativos. De allí la importancia de identificar síntomas de manera oportuna y tomar medidas antes de que cualquier enfermedad llegue a un punto crítico.
Sabiendo esto, lo más importante es prevenir, y una de las formas de hacerlo es a través del fortalecimiento del sistema inmunológico, satisfaciendo las necesidades de nuestro compañero y trabajando en su bienestar antes de que llegue a sus años dorados.
¿Cómo podemos ayudarle?
Podemos hacer varias cosas para ayudar a nuestros compañeros cuando se acercan a su etapa senior o cuando ya están en ella, para cuidar lo mejor posible de su salud:
- Vigilar la alimentación: Uno de los factores que más influye en el bienestar animal es la alimentación. Ya os hemos contado cómo una buena dieta es clave en la salud de los perros (igual que ocurre con los humanos) y por ello hemos de introducir una dieta basada en nutrientes de calidad y lo más natural posible. Y especialmente, ¡no dejes que tu compañero tenga sobrepeso! Un perro con sobrepeso es MUCHO más propenso a sufrir de problemas de salud.
- La acupuntura y otras técnicas de Medicina Tradicional China, la rehabilitación, la terapia craneosacral o la osteopatía (entre otras) pueden contribuir al bienestar general de tu compañero de cuatro patas. Además de ser terapias respetuosas con el animal, algunas de ellas pueden ser aplicadas por el responsable.
- La homeopatía y la aromaterapia son parte de las terapias naturales que pueden tener un carácter preventivo, o servir de acompañamiento en el tratamiento de ciertas dolencias, sin ser invasivas para nuestros compañeros.
- Ejercicio, en su justa medida. Siempre es bueno que nuestros perretes tengan actividad física, pero debemos moderarla a su edad y estado físico. Más allá de las lesiones, un exceso de actividad puede causar problemas en sus huesos, articulaciones y músculos que afectará su calidad de vida en el futuro.
- No olvidar los chequeos periódicos: Aunque nuestro compañero tenga una buena salud, es importante que un veterinario pueda verlo periódicamente para descartar cualquier dolencia o síntoma que pueda convertirse en un problema.
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